Radioterapia
La radioterapia funciona utilizando rayos de alta energía (normalmente rayos X o similares) para eliminar o dañar las células cancerosas de la zona tratada. Puede administrarse externamente, a través de una máquina que emite rayos invisibles hacia el cuerpo, o internamente, a través de diminutos implantes radiactivos en el cuerpo (braquiterapia). Las probabilidades de que la radioterapia afecte o no a la fertilidad dependerá de su ubicación (proximidad a los ovarios, el útero o el cerebro) y de la dosis.
- Altas dosis de radioterapia en los ovarios pueden destruir los óvulos que quedan en su interior y provocar un fallo ovárico prematuro o una menopausia precoz.
- El tratamiento que afecta al útero puede provocar futuros abortos, partos prematuros y bebés de bajo peso.
- Si la radioterapia se administra en el cerebro, puede afectar a la hipófisis. Esto podría interferir con las señales hormonales utilizadas para los óvulos que permanecen en el ovario.
Las mujeres que se quedan embarazadas después de un tratamiento que ha expuesto su útero a la radioterapia tienen muchas más probabilidades de sufrir abortos o partos prematuros que las mujeres que no han recibido radioterapia en el útero.
Los tratamientos contra el cáncer pueden afectar a la fertilidad:
- Al dañar o reducir el número de óvulos almacenados en los ovarios.
- Al dañar una parte del cuerpo que controla las hormonas de la fertilidad.
- Al dañar o eliminar una parte del aparato reproductor femenino.
Las formas en que los tratamientos contra el cáncer afectan a la fertilidad dependen del tipo de cáncer y del tratamiento que se le aplique.
Sin embargo, no todas las mujeres jóvenes que reciben tratamiento contra el cáncer tendrán problemas de fertilidad en el futuro.